lunes, 10 de febrero de 2014

Mujeres que son sal y luz




Retomamos la pluma y el papel, más bien las teclas y la pantalla, para compartir algo de lo que hemos vivido estos últimos días en la comunidad del postulantado de Granada.

Visita de S. Luzia y S. Marina

De los días 5 al 8 de febrero, hemos recibido la visita de Sor LuziaPremoli (Madre General de las Misioneras Combonianas), Sor Marina Cassarino (Consejera) y Sor Ida Colombo (Provincial). 
Hemos vivido con “alegría de la buena” este ensancharse la casa para acoger a nuestras hermanas. Su presencia nos ha dejado un aroma de vida sencilla, de fraternidad y cuidado mutuo, de sentido de pertenencia y familiaridad cimentado en Aquel que nos congrega.

Nos hemos reunido para compartir el pan y el Pan, la Palabra y muchas palabras y sonrisas con acentos bien distintos que ponen de manifiesto la riqueza de nuestra diversidad. Hemos rezado, reído, pateado las calles de la Chana. Han conocido a “nuestra gente”, esos con los que compartimos sufrimientos y esperanzas cotidianas. Hemos disfrutado juntas de las maravillas que nos brinda esta ciudad…

Han sido días de Gracia, de aliento fresco para todas, de impulso para continuar caminando con audacia y creatividad, de comunión con toda la Congregación, especialmente con las provincias de Sudán del Sur y de la República Centroafricana-Chad. Días para proclamar juntas, en este 150º aniversario del Plan de Comboni que:

“Como mujeres del Evangelio portadoras de la “Buena Noticia” que tiene la fuerza de liberar y regenerar vida, estamos llamadas a hacer nuestro el sueño de Dios, sueño de vida plena para toda la humanidad, en la secuela de Cristo Buen Pastor del Corazón Traspasado que da la vida para que todos la tengan en abundancia” (Actas Capitulares de 2010, 3).



Testimonio de Angélique Namaika

En este contexto granadino también hemos tenido la oportunidad de gozar con el testimonio de AngéliqueNamaika, religiosa congoleña destacada en el 2013 con los premios Nansen del ACNUR y Fraternidad de Mundo Negro por su trabajo con las mujeres y niñas refugiadas en la República Democrática del Congo (R.D.C.)

El testimonio de vida entregada a Dios, mediante el servicio a las mujeres y niños refugiados de Dungu (R.D.C.) por parte de esta religiosa agustina, no solo nos ha conmovido el corazón, si no que nos ha hecho constatar que África está salvado a África. El celo evangelizador de esta mujer de sonrisa profunda y serena se ha convertido en semilla de esperanza para las mujeres con las que comparte la vida en torno a la panadería, las clases de corte y confección, las clases de alfabetización y el cuidado de los huérfanos que ha dejado el paso del Ejército de Resistencia del Señor (LRA, por sus siglas en inglés) de Joseph Kony. Este pequeño instrumento de Dios, como ella misma se definía, está siendo capaz de llenar de Vida y Horizontes la realidad de muchas mujeres y familias congoleñas.

El mundo necesita mujeres así, sencillas, con un fuerte sentido de Dios y capaces de amar, de amar hasta el extremo. Mujeres que recorran con audacia los caminos de nuestras Galileas, para encontrar a Aquel que es la Vida. Mujeres que sean sal y luz, que hagan obras buenas que brillen para el bien de sus hermanos y para mayor gloria de Dios. 

¿Qué dices, te animas?



Joana Carneiro y Beatriz Galán, postulantes misioneras combonianas.






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