lunes, 29 de octubre de 2018

La dignidad de las mujeres

Siendo quinto lunes de mes, queremos ser altavoz de referentes en la esperanza de África, siguiendo la máxima de Comboni "Salvar África con África"

Al este del Congo hay dos personas que luchan contra una de las peores caras de la guerra, la violencia sexual hacia las mujeres. Denis Mukwege y Marie Dolorose Masika Kafanya están dedicando toda su vida a sanar y cuidar de las mujeres (niñas, adultas y ancianas) que han sufrido y están sufriendo la violencia sobre sus propios cuerpos. Son muchas mujeres, miles, pero como nos recuerda Mukwege los números no es lo más importante, “una sola mujer violada ya es demasiado. Detrás de cada cifra hay una persona que sufre, deberíamos ser más sensibles con las personas y no con los números”.
Mukwege dirige actualmente el hospital Panzi en Bukavu, ciudad fronteriza con Rwanda. Desde hace veinte años opera gratuitamente a mujeres que han sufrido violaciones sexuales y violencia sobre su cuerpo, especialmente su aparato reproductor. Por esta labor ha recibido el reconocimiento y la gratitud de miles de personas, varias veces materializada en premios, el último este año, el Premio Nobel de la Paz (compartido con Nadia Murad). Aunque Mukwege le da la importancia justa: “[El Nobel] solo tiene sentido porque quien da el premio reconoce que hay un problema por resolver. Solo tiene valor por eso. Si no ayuda a resolver el problema, no es nada”.
El doctor Mukwege en el hospital Panzi (Foto: Xavier Aldekoa)

Masika Kafanya es enfermera y fundadora de FEPSI (siglas en francés de Mujeres Comprometidas en la Promoción de la Salud Integral), una ONG asentada en Butembo, ciudad cercana a la frontera con Uganda, donde realiza un trabajo análogo al de Mukwege en Bukavu. De hecho, sirve de inspiración para impulsar este proyecto, una doctora del centro hospitalario FEPSI ha pasado una experiencia con ‘el hombre que cura mujeres’, como se conoce a Mukwege, tras la cual ha podido invertir los conocimientos aprendidos para mejorar la atención en Butembo.
Masika Kafanya en la sede de FEPSI (Foto: Lwanga Kakule)
Kafanya y Mukwege son dos personas imprescindibles, como diría Bertolt Brecht, de las que luchan toda la vida. Terminamos con otras palabras de Denis Mukwege “Yo no quiero que me sigan ni me admiren, quiero que peleen a mi lado. Yo lucho para reparar la dignidad de las mujeres”



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