"Ser misericordioso es lo contrario de ser duro e implacable. Es tener la bondad de un corazón que no guarda sombra alguna de resentimiento contra quienes le hacen mal, sino que, al contrario, devuelve bien por mal, que es indulgente hacia la falta de los demás porque conoce el barro del que somos formados.
Es inclinar el corazón, tierna y caritativamente, hacia las miserias de los demás: hacia los tristes para consolar; hacia los ignorantes para aportar luz; hacia los necesitados para dar y curar… Acompañemos y consolemos a quienes nadie acompaña ni consuela».
Charles de Foucauld
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