Hoy 5 de junio celebramos el Día Mundial del Medio Ambiente.
Un día para pensar en cómo cuidar nuestro Planeta, nuestra Casa Común. En los últimos meses ha
cobrado mucha importancia la reducción del uso del plástico, con campañas por
todo el mundo. Y si bien es uno de los grandes problemas a los que nos
enfrentemos, debemos ampliar un poco más la mirada para asegurar un futuro
digno de ser disfrutado. Es lo que estamos pidiendo miles de jóvenes (y adultos) de todo el
mundo, cada viernes, cada día, desde Madrid y Estocolmo, hasta Barranquilla y
Santiago de Chile, pasando por Kampala y Abuja, Bangkok y Sydney.
Tenemos hoy una evidencia: los recursos son limitados y por
tanto no es posible sostener un crecimiento ilimitado. Parece de sentido común,
pero como es el menos común de los sentidos, el actual nivel de consumo del
modelo de desarrollo occidental ha superado
los límites biofísicos del Planeta, es decir, que si por ejemplo todos los
habitantes vivieran como un español medio, serían necesarios tres planetas.
Entonces ¿Cómo es posible mantener este nivel de vida? Para
ello, los colectivos enriquecidos debemos invadir ecoespacios más allá de
nuestras fronteras, lo que deriva en costes sociales (desigualdad,
empobrecimiento, conflictos, migraciones, etc.) y ambientales (deforestación,
vertidos, sobreexplotación del suelo y los mares, residuos, etc.). Por eso, si
queremos una civilización sostenible debemos cambiar de paradigma, frente al estar
sobre la Naturaleza, debemos (re)construir otro de ser con la
Naturaleza, basándonos en el decrecimiento y la sobriedad.
Si el paradigma actual viene determinado por la antropología
europea, y si la Iglesia católica está en las raíces del pensamiento europeo,
entonces debemos repensarnos y hacer autocrítica. Determinar cuáles son las
ideas enquistadas en nuestro inconsciente y elaborar una nueva teología
ecológica (ver Thomas Berry o Leonardo Boff, entre otros). Los ideales
juedocristianos antiecológicos son definidos por Boff, algunos de ellos son:
- Dominium terrae, “dominad la Tierra”. Parece darnos
carta blanca para haber llegado a la sexta extinción masiva de la Historia de
la Tierra.
- Naturaleza caída. El antropocentrismo asentado en la idea
anterior, adquiere aquí su máxima representación bajo la concepción de que la
Tierra es castigada a causa del pecado humano. Decimos que el terremoto es por
los pecados de los afectados, que cómo nos puede castigar Dios con un tornado.
- Pueblo elegido. La ideología de la elección nos lleva a la
arrogancia, a excluir, a justificar guerras y a someter al hermano.
- Autoritarismo y centralización del poder. Las divinidades
funcionan como arquetipos poderosos del ser humano (L. Boff), así pues la
radicalización del monoteísmo asienta la idea de un poder autoritario y
centralizado. Se refleja en el mundo humano explícitamente con la figura de reyes y
dictadores, implícitamente de muchas otras maneras. La idea de un único dios hombre blanco, cerró muchas ventanas al
alma humana.
- Patriarcalismo. Este ideal viene de antes del judeo-cristianismo,
pero consigue enraizar cómodamente. La deslegitimización de las características
femeninas, y especialmente maternas, ensalzan los valores asociados a la
masculinidad como son el poder, el sometimiento y la victoria, desterrando los
valores del cuidado y la comunión. La teología feminista tiene también mucho
que decir en la teología ecológica.
Así vemos que cuando se olvida el potencial liberador de la
religión, se convierte en una institución y estructura de poder que legitima la
opresión. Por eso tenemos la obligación de realzar el potencial liberador. En
este sentido, cabe destacar los siguientes ideales positivos:
- La religión es religar. La experiencia religiosa es la
consciencia y vivencia de la vinculación y la dependencia, el ser
interdependientes y ecodependientes (ver Yayo Herrero, p. ej.).
- La Trinidad como símbolo máximo de la comunión. Lo
importante no es contemplar cada Persona en sí y para sí, sino la “circularidad
relacional”. Recordando a nuestros hermanos africanos: Ubuntu, es decir, yo soy
porque nosotros somos.
- La opción por los oprimidos. Lo que implica, según Ignacio
Ellacuría: 1) Hacerse cargo de la realidad (dimensión intelectual); 2) Cargar
con la realidad (dimensión ética); 3) Encargarse de la realidad (dimensión de
la praxis).
- La esperanza frente al optimismo. No necesitamos el
optimismo (en el sentido ingenuo: tecnoutopismo), sino esperanza, en caso el "optimismo informado" (Amelia Valcárcel). No podemos realizar las acciones pensando en la victoria, porque es muy improbable. Por
eso es necesario beber de la esperanza cristiana, que nace de un fracaso: la
muerte de Jesús. Lo que nos inspira la vida de Jesús es que toda acción tiene sentido en sí misma, el fracaso no le quita el
sentido. Es el
“pesimismo esperanzado” (Franz Hinkelammert). Hacer sin cálculo de éxito exige
generosidad, lucha sin nada a cambio, convencidos que llegará la resurrección: aceptar la mortalidad como la donación de la vida a una Causa mayor, Dios, el
Amor, la Vida.
Estamos en un momento crucial, como nos recuerda Greta
Thunberg y muchas otras activistas. Hoy es un buen día para pensar en la
construcción de una nueva Iglesia, misionera, que tenga en cuenta la dignidad
de todas las personas y del Planeta. Una Iglesia que no justifique sino que
aliente.
En esta semana de Pentecostés, que el Espíritu nos infunda
locura. Decía San Francisco de Asís: “Hermanos míos, Dios me llamó a caminar
por la vía de la simplicidad y me la mostró. No quiero, por tanto, que me
citéis otras reglas, ni la de San Agustín, ni la de San Bernardo, ni la de San
Benito. El Señor me reveló su voluntad de que fuese un nuevo loco en el mundo,
ésta es la ciencia a la que Dios quiere que nos dediquemos”.
Íñigo Vitón García
Lecturas de referencia:
-Álvarez Cantalapiedra, S. 2018. Religiones proféticas y
crisis ecosocial. Apuntes a propósito de Laudato Si’. Foro Transiciones.
-Berry, T., Clarke, T. 1997. Reconciliación con la Tierra. La
Nueva Teología Ecológica. Editorial Cuatro Vientos.
-Boff, L. 1996. Ecología: Grito de la Tierra. Grito de los
pobres. Editorial Trotta.
-Boff, L. 2011. El Planeta Tierra. Crisis. Falsas soluciones.
Alternativas. Editorial Nueva Utopía.
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