miércoles, 5 de junio de 2019

Jóvenes en misión por la Casa Común


Hoy 5 de junio celebramos el Día Mundial del Medio Ambiente. Un día para pensar en cómo cuidar nuestro Planeta, nuestra Casa Común. En los últimos meses ha cobrado mucha importancia la reducción del uso del plástico, con campañas por todo el mundo. Y si bien es uno de los grandes problemas a los que nos enfrentemos, debemos ampliar un poco más la mirada para asegurar un futuro digno de ser disfrutado. Es lo que estamos pidiendo miles de jóvenes (y adultos) de todo el mundo, cada viernes, cada día, desde Madrid y Estocolmo, hasta Barranquilla y Santiago de Chile, pasando por Kampala y Abuja, Bangkok y Sydney.
Tenemos hoy una evidencia: los recursos son limitados y por tanto no es posible sostener un crecimiento ilimitado. Parece de sentido común, pero como es el menos común de los sentidos, el actual nivel de consumo del modelo de desarrollo occidental ha superado los límites biofísicos del Planeta, es decir, que si por ejemplo todos los habitantes vivieran como un español medio, serían necesarios tres planetas.
Entonces ¿Cómo es posible mantener este nivel de vida? Para ello, los colectivos enriquecidos debemos invadir ecoespacios más allá de nuestras fronteras, lo que deriva en costes sociales (desigualdad, empobrecimiento, conflictos, migraciones, etc.) y ambientales (deforestación, vertidos, sobreexplotación del suelo y los mares, residuos, etc.). Por eso, si queremos una civilización sostenible debemos cambiar de paradigma, frente al estar sobre la Naturaleza, debemos (re)construir otro de ser con la Naturaleza, basándonos en el decrecimiento y la sobriedad.

Si el paradigma actual viene determinado por la antropología europea, y si la Iglesia católica está en las raíces del pensamiento europeo, entonces debemos repensarnos y hacer autocrítica. Determinar cuáles son las ideas enquistadas en nuestro inconsciente y elaborar una nueva teología ecológica (ver Thomas Berry o Leonardo Boff, entre otros). Los ideales juedocristianos antiecológicos son definidos por Boff, algunos de ellos son:
- Dominium terrae, “dominad la Tierra”. Parece darnos carta blanca para haber llegado a la sexta extinción masiva de la Historia de la Tierra.
- Naturaleza caída. El antropocentrismo asentado en la idea anterior, adquiere aquí su máxima representación bajo la concepción de que la Tierra es castigada a causa del pecado humano. Decimos que el terremoto es por los pecados de los afectados, que cómo nos puede castigar Dios con un tornado.
- Pueblo elegido. La ideología de la elección nos lleva a la arrogancia, a excluir, a justificar guerras y a someter al hermano.
- Autoritarismo y centralización del poder. Las divinidades funcionan como arquetipos poderosos del ser humano (L. Boff), así pues la radicalización del monoteísmo asienta la idea de un poder autoritario y centralizado. Se refleja en el mundo humano explícitamente con la figura de reyes y dictadores, implícitamente de muchas otras maneras. La idea de un único dios hombre blanco, cerró muchas ventanas al alma humana.
- Patriarcalismo. Este ideal viene de antes del judeo-cristianismo, pero consigue enraizar cómodamente. La deslegitimización de las características femeninas, y especialmente maternas, ensalzan los valores asociados a la masculinidad como son el poder, el sometimiento y la victoria, desterrando los valores del cuidado y la comunión. La teología feminista tiene también mucho que decir en la teología ecológica.

Así vemos que cuando se olvida el potencial liberador de la religión, se convierte en una institución y estructura de poder que legitima la opresión. Por eso tenemos la obligación de realzar el potencial liberador. En este sentido, cabe destacar los siguientes ideales positivos:
- La religión es religar. La experiencia religiosa es la consciencia y vivencia de la vinculación y la dependencia, el ser interdependientes y ecodependientes (ver Yayo Herrero, p. ej.).
- La Trinidad como símbolo máximo de la comunión. Lo importante no es contemplar cada Persona en sí y para sí, sino la “circularidad relacional”. Recordando a nuestros hermanos africanos: Ubuntu, es decir, yo soy porque nosotros somos.
- La opción por los oprimidos. Lo que implica, según Ignacio Ellacuría: 1) Hacerse cargo de la realidad (dimensión intelectual); 2) Cargar con la realidad (dimensión ética); 3) Encargarse de la realidad (dimensión de la praxis).
- La esperanza frente al optimismo. No necesitamos el optimismo (en el sentido ingenuo: tecnoutopismo), sino esperanza, en caso el "optimismo informado" (Amelia Valcárcel). No podemos realizar las acciones pensando en la victoria, porque es muy improbable. Por eso es necesario beber de la esperanza cristiana, que nace de un fracaso: la muerte de Jesús. Lo que nos inspira la vida de Jesús es que toda acción tiene sentido en sí misma, el fracaso no le quita el sentido. Es el “pesimismo esperanzado” (Franz Hinkelammert). Hacer sin cálculo de éxito exige generosidad, lucha sin nada a cambio, convencidos que llegará la resurrección: aceptar la mortalidad como la donación de la vida a una Causa mayor, Dios, el Amor, la Vida.

Estamos en un momento crucial, como nos recuerda Greta Thunberg y muchas otras activistas. Hoy es un buen día para pensar en la construcción de una nueva Iglesia, misionera, que tenga en cuenta la dignidad de todas las personas y del Planeta. Una Iglesia que no justifique sino que aliente.
En esta semana de Pentecostés, que el Espíritu nos infunda locura. Decía San Francisco de Asís: “Hermanos míos, Dios me llamó a caminar por la vía de la simplicidad y me la mostró. No quiero, por tanto, que me citéis otras reglas, ni la de San Agustín, ni la de San Bernardo, ni la de San Benito. El Señor me reveló su voluntad de que fuese un nuevo loco en el mundo, ésta es la ciencia a la que Dios quiere que nos dediquemos”.

Íñigo Vitón García

Lecturas de referencia:
-Álvarez Cantalapiedra, S. 2018. Religiones proféticas y crisis ecosocial. Apuntes a propósito de Laudato Si’. Foro Transiciones.
-Berry, T., Clarke, T. 1997. Reconciliación con la Tierra. La Nueva Teología Ecológica. Editorial Cuatro Vientos.
-Boff, L. 1996. Ecología: Grito de la Tierra. Grito de los pobres. Editorial Trotta.
-Boff, L. 2011. El Planeta Tierra. Crisis. Falsas soluciones. Alternativas. Editorial Nueva Utopía.

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