martes, 13 de noviembre de 2018

Kalei wanakkam!


 Desde la Perla del Índico: Combonianas en Sri Lanka 

      
   Kalei wanakkam!! O lo que es lo mismo, Buenos días, en lengua tamil.

    Me llamo Beatriz, soy Comboniana, madrileña y misionera en la República Democrática Socialista de Sri Lanka, una isla del Océano Índico separada por poco más de 50 km del Sureste de la India. Desde Marzo de 2012, las Misioneras Combonianas estamos presentes en este país con una comunidad en Talawakelle, una pequeña ciudad en la provincia central del país, rodeada de montañas y plantaciones de té.

     La población Tamil en la región donde nos encontramos, tiene sus orígenes en los esclavos que los británicos trajeron desde el Sur de India en el s. XIX para trabajar en las plantaciones y es la más pobre y desfavorecida del país.  Son mayoritariamente hindúes y cristianos. Tras una Guerra Civil que durante veintiséis años los enfrentó a los  Cingaleses, etnia predominante y de religión budista, nueve años de paz no han sido suficientes para recuperar un clima de total y pacífica convivencia. Los Tamiles, perdedores del conflicto, siguen siendo considerados ciudadanos de segunda clase, con derechos restringidos y condiciones laborales que en muchos casos, como en las plantaciones (ahora en manos de población local), rozan la esclavitud.


           
     En la actualidad, somos cuatro combonianas: de Polonia, Guatemala, Eritrea y España. El mero hecho de vivir como hermanas, teniendo orígenes tan diversos, ya es un signo para este pueblo, mostrando que es posible vivir en paz y armonía reconociendo la belleza y la riqueza de lo diferente. Todas trabajamos en St. Patrick's College, un colegio concertado, con más de 500 alumnos entre los 6 y los 18 años. El obispo así nos lo pidió, por la escasez de profesorado en la zona y por la capital importancia de la educación en el proceso de reconstrucción del país. Sólo las nuevas generaciones de jóvenes srilanqueses, -cingaleses y tamiles-,  que crean y hagan vida  valores como el diálogo, la paz, la justicia, la fraternidad, la libertad, la entregada desinteresada y libre de la vida por amor a los demás, podrán hacer de Sri Lanka un país reconciliado con su pasado de guerra. Y en esa tarea estamos, ¡poniendo alma, vida y corazón en esta tarea del Reino!

     En el colegio, siendo católico,  más del 50% del alumnado y del profesorado es hindú y la convivencia, el respeto y el cariño entre las dos distintas religiones es algo que ni se piensa, que “sale solo”. Los recursos económicos son muy limitados, el número de profesores es reducido y poco cualificado y las clases están saturadas. Pese a todo, el deseo de aprender por parte de los chavales y la creatividad, responsabilidad y buen hacer de los profesores, obra verdaderos milagros. En 2016 abrimos en el colegio la primera clase bilingüe Tamil-Inglés. Ahora ya son tres y el número de solicitudes de admisión sigue creciendo. Con esta opción, los chavales tienen muchas más posibilidades (gracias al inglés) y no renuncian a la riqueza de sus raíces culturales tamiles. Soñamos con que algún día estos jóvenes hindúes y cristianos, puedan ser los líderes que ayuden a caminar y crecer a sus comunidades, Salvando Sri Lanka con Sri Lanka, que diría S. Daniel Comboni.


     Además del colegio, colaboramos en nuestra parroquia, St Patrick, por medio de la catequesis y del acompañamiento pastoral a los ancianos y enfermos. A pesar de ser una minoría, la comunidad cristiana de Talawakelle es numerosa y muy activa y se encuentra diseminada en más de ¡cuarenta asentamientos dependientes de una sola parroquia!
           
     Añadido a todo lo anterior, seguimos estudiando Tamil que es una lengua bellísima,  riquísima, dificilísima e indispensable para compartir la vida con este precioso pueblo al que Dios nos ha llamado.

     El 19 de Agosto cumplí mi primer aniversario aquí, en este rincón de Asia que en belleza se asemeja al paraíso y que necesita de much@s obrer@s disponibles a trabajar por la mies del “Amigo”. Nuestra vida en la Tierra es finita, por eso hay que darle color, sentido, ¡hay que hacer que valga la alegría! Claro que antes de ser Comboniana era feliz y mucho. ¡Pero ahora lo soy mucho más! La razón de mi alegría es Cristo, su Reino y sus favoritos, lo más pequeños. Y por Él y los suyos ¡yo me la juego! Porque esta vida, la  misionera ¡VALE LA ALEGRÍA!  ¿A qué esperas?

     Un abrazo grande con muuuucho cariño “Bea” Galán Domingo




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