Un vaso de agua gratis,
dos minutos ayudando a atravesar la
calle,
conformarse con el maná
imprescindible,
un objeto menos en nuestros enseres,
unas monedas que ni van ni vienen,
una sonrisa al que siempre está
triste,
un día de ayuno consciente,
unos refrescos menos en nuestros
sudores,
esas tardes con grupos marginales,
unas caricias a los que nunca las
tienen,
unas horas escuchando soledades,
una compra menos en nuestros haberes,
cinco panes de cebada y dos peces...
son cosas pequeñas.
Esas cosas chiquitas
no acaban con la pobreza,
no sacan del subdesarrollo,
no reparten los bienes,
no socializan los medios de
producción,
no expolian las cuevas de Alí Babá,
no subvierten el orden,
no cambian las leyes...
Pero desencadenan la alegría de hacer,
descubren la fuerza del compartir
y mantienen vivo el rescoldo de tu
querer y nuestro deber.
Al fin y al cabo, actuar sobre la
realidad,
y cambiarla aunque sea un poquito,
es la única manera de saber y mostrar
que la realidad es transformable,
y que tu Reino es posible... ¡y viene!
Señor de la historia y de la vida, no
sea
yo quien menosprecie
y deje sin hacer las cosas pequeñas de
cada día.
Florentino
Ulibarri
No hay comentarios:
Publicar un comentario