Mi nombre es Sandro Jhonatan Condori Pacsi, nací en Arequipa (Perú) hace 27 años. Me gradué en Biología en la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa y ahora estoy estudiando el máster de genética en la Universidad de Granada, llevo en esta ciudad desde octubre de 2017. Estudiar aquí es posible gracias a que conseguí a una beca del Estado de Perú (PRONABEC). Después del máster regreso a mi país para empezar la carrera docente en las universidades, y llevar la dirección del INIA (Instituto Nacional de Innovación Agraria) para colaborar en el trabajo y desarrollo del mejoramiento sostenible de las especies nativas del país.
Soy el mayor de 5 hermanos, mis padres han luchado mucho para darnos un futuro, estudié la primaria en el colegio de Beethoven y la secundaria en el colegio San Martín de Porres-CIRCA. Tanto mi madre como mis maestros me decían “eres el futuro del país, esfuérzate y supérate”, estas palabras calaron en mí, queriendo dejar huella en mi país a ejemplo de los grandes héroes peruanos como Grau, Bolognesi, Avelino Cáceres o Micaela Bastidas.
En el Perú muchos padres de familia trabajan más de 8 horas para sostener las responsabilidades del hogar, trayendo consigo que los hijos queden al abandono, y algunos son presas de las malas amistades metiéndoles en el mundo del; la depresión de algunos adolescentes generado por las rupturas matrimoniales, pelas de los padres y la falta de acompañamiento conlleva a que caigan en las redes del alcoholismo, la drogadicción y hasta el suicidio. Gracias a los consejos de mi madre, quien también nos enseñó a orar y agradecer al Señor por el pan en la mesa, y el carácter de mi padre, he podido sortear esas tentaciones y llegar a donde estoy.
Hasta los 12 años no conocía la Iglesia católica, y llegué a la parroquia El Buen Pastor, a través de una chica que me gustaba. Mi madre respetó la decisión de involucrarme en la parroquia, y aunque al final la chica se salió del grupo, yo seguí participando hasta llegar a recibir los sacramentos de iniciación cristiana. Allí nació mi vocación de catequista. En la iglesia he aprendido bastante como los valores cristianos, la fuerza de seguir adelante pese a los problemas que haya en el hogar, ayudar a jóvenes que tienen problemas o pasan por momentos críticos, dar tiempo a otras personas.
Todo ello son motivos que han perfilado un poco más mi personalidad, participar en la iglesia no es una pérdida de tiempo, pues el tiempo que con caridad le entregas al prójimo Dios lo devuelve con creces, y es algo que yo lo he experimentado. He aprendido a dar, y compartir lo poco que uno pueda tener. También he aprendido que un cristiano no es un quedado, no es aquella persona que solo se golpea el pecho, he aprendido que un cristiano es una persona de valores, de fuerza, de crecimiento constante, de esfuerzo, y no solo vive para conseguir bienes materiales. Un cristiano sabe que todo lo que hace y busca en bien del prójimo está en dirección a la felicidad, pues no hay mayor felicidad en dar que en recibir, y sobre todo aprende a perdonar. “Ser cristiano es ir a contracorriente a las costumbres que hacen de las personas balconeras y sofá” (Papa Francisco, encuentro juvenil con los jóvenes en Argentina), un cristiano es de acción y se juega la vida por la vida, todo esto y mucho más me han impulsado a prepararme más pues es el talento que Dios me ha dado, y que más adelante este servirá para ayudar a los más necesitados.
Aquí en España me ha llamado la atención su arriesgado laicismo, pues son muy indiferentes a la fe, y en el trabajo de las pastorales en sus parroquias. Ya no hay compromiso, los jóvenes actuales crecen con mucha indiferencia y se valen de la ciencia para quitarse a Dios de encima. Yo en mi calidad de Biólogo me atrevo a afirmar que Dios si existe y que la ciencia y la Fe no se contradicen, y es prueba máxima de la existencia de Dios la creación de toda la naturaleza y el cosmos fuente de las leyes naturales que la ciencia estudia.
Me siento feliz en España, me gustan las ganas de los jóvenes españoles de ser mejores cada día, el esfuerzo personal de prepararse constantemente, aunque echo de menos a mi familia, a mi novia, mis amigos y amigas, a mis jóvenes en la parroquia, a mis amigos de Villa Ecológica, la gastronomía propia de la zona, el sol puesto en el eterno cielo azul, las chacras, y el hermoso volcán Misti, que cada mañana observo desde la ventana de mi habitación, esplendoroso al alba de la mañana.
Por último, quisiera decir que seguir la voluntad de Dios es ponerse y sudar la camiseta, ya que “las grandes obras nacen al pie de la cruz” (San Daniel Comboni). Un cristiano es de retos.
Sandro Jhonatan Condori Pacsi
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