"Pienso con admiración en los numerosos sacerdotes, religiosos y laicos que en todo el mundo se dedican al anuncio del Evangelio con fidelidad y, a menudo, a costa de sus vidas.
La Iglesia no necesita burócratas sino apasionados misioneros, devorados por el celo de aportar a todos la gracia de Jesús" Papa Francisco
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