viernes, 16 de marzo de 2018

Perseguidos


"Cuando salí de Senegal, salía con la cabeza llena de sueños. Llegué a España con la cabeza llena de sueños. Ahora tengo la cabeza llena de miedos" Lebón (pseudónimo de migrante senegalés en la transcripción de su testimonio)

Nos llega una triste noticia, Mbaye Ndiaye ha muerto en Madrid tras ser perseguido por la policía en una redada. Ndiaye era senegalés, tenía 35 años y llevaba 14 en España. Era vendedor ambulante, y según los primeros testimonios, fue perseguido por la policía desde Sol hasta el barrio de Lavapiés (C/ Mesón de Paredes), donde ha sufrido un infarto y, a pesar de los esfuerzos del SAMUR, ha fallecido. Estos hechos aún no tienen versión oficial. Pero más allá de los detalles que se esclarezcan en los próximos días, deja en evidencia las condiciones a las que se ven forzadas a vivir las personas migrantes.  Perseguidas.
Vecinos de Lavapiés encienden velas en el lugar de fallecimiento de Mbaye Nsiaye
(Fuente: @fanetin)

Pensar en Mbaye Ndiaye, me hace pensar en Pierre Osar, compañero de camino de un día de 2011 por Senegal, en una aldea llamada Ndiemane. Tras una tormenta que dejó atrancados los todoterrenos en el fango, tocó hacer una caminata hasta el pueblo. Varios jóvenes llegaron para sacar las ruedas del barro y llevar las mochilas en carretas tiradas por mulas. Uno de ellos era Jean Pierre. Con un poco de su inglés que había aprendido en la escuela, y con un poco de mi francés que había aprendido en el colegio, fuimos recorriendo el camino entre baobabs. Su sueño era ser informático, y no lo tenía fácil en la aldea así que había ido a la ciudad. Esos días estaba en la casa de sus padres ayudándoles con la cosecha, pero que ya casi no daba para cubrir los gastos. Quería emigrar a España para trabajar y poder enviar dinero a su familia. No sé si consiguió asentarse en la ciudad, si consiguió evitar un viaje inhumano. No lo sé, desde entonces no he sabido nada de él, el correo que me apuntó en un papel bajo la lluvia debía tener alguna errata que lo hacía inválido. Hago mías las faltas. Pienso en Pierre, siguiendo un sueño, perseguido por la necesidad.
Con Pierre Osar en Ndiemane (2011)
Pensar en Mbaye Ndiaye, me hace pensar en Serigne. Senegalés de 42 años, residente en España desde hace trece. Quien compartió su testimonio en la Jornada de Migraciones Climáticas, empujado a lanzarse al mar en una patera por el expolio de los recursos pesqueros por parte de multinacionales, que abastecen nuestros supermercados. Hago mías las faltas. Pienso en Serigne, siguiendo un sueño, perseguido por el despojo.

Pensar en Mbaye Ndiaye, me hace pensar en todos esos migrantes con los que convivimos en nuestro día a día. Esas miradas hacia otro lado, esas miradas de recelo. Esas palabras ausentes, esas palabras condenatorias. Hago mías las faltas. Pienso en Ndiaye, siguiendo un sueño, perseguido por los prejuicios.

“ Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren
y canto respirando.
Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas
personales, me ensancho 
Gabriel Celaya (La poesía es un arma cargada de futuro)

Íñigo Vitón García



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