martes, 13 de febrero de 2018

Jóvenes persiguiendo la vida

Este mes os traemos el testimonio del Padre Rafa, misionero comboniano de la comunidad de Granada.

Estas líneas están escritas desde la vida, desde la propia experiencia de quien las escribe. No quisiera que te las tomaras como una simple descripción de la inmigración de nuestros días a la que se ven forzados cientos de miles de jóvenes de tu misma edad. Es por eso que, el contenido de este escrito junto con la experiencia de vida que lo sostiene, quisiera que te ayudara a ti, joven, que lees estas líneas para que veas la fuerza que tiene la solidaridad.

Quisiera hacerte ver que naciste y vives en el mundo occidental, un mundo llamado desarrollado y lleno de muchas y variadas oportunidades. Un mundo que se califica, también, como un mundo de bienestar donde las necesidades básicas, casa, comida, agua, ropa, sanidad, escolarización de cada persona están garantizadas. Esto que lo ves como lo más natural y que ni se te pasa por la cabeza que pueda faltar porque forma parte de tu vida de todos los días, lo tienes y lo disfrutas a diario, resulta que la pura realidad nos hacer ver que no lo es así para cientos de miles de jóvenes africanos de tu misma edad.

El grupo de 19 jóvenes africanos 

Date cuenta que lo que das por incuestionable no es evidente para muchos otros jóvenes como tú.

Seguro que has oído o visto en internet o en los medios de comunicación que muchos son los jóvenes que se ven obligados a dejar sus países. Te has preguntado alguna vez ¿Por qué lo hacen? ¿Cuáles son sus motivos y si es mucho lo que arriesgan? ¿Cuáles son las realidades que viven en sus países?

Todas estas preguntas tienen su respuesta. Y las respuestas son el contenido principal de estas líneas que están dirigidas a ti, joven.

Las respuestas vienen desde la cercanía, escucha y convivencia diaria con 19 jóvenes inmigrantes africanos acogidos en nuestra comunidad de Misioneros Combonianos en Granada. Todo inició el 16 de diciembre del año pasado cuando casi 60 jóvenes inmigrantes africanos, de reciente llegada a las costas de Motril y Almería, fueron abandonados a su suerte a las puertas de la estación de autobuses de la ciudad de Granada.
Parte del grupo de migrantes acogidos en Granada
La acogida de estos jóvenes africanos en nuestra casa, a lo largo de los días de convivencia, han ido pasando de la asistencia a la promoción humana. La convivencia nos ha ido quitando muchos prejuicios y miedos que, en realidad, no existen. Nos hemos dado cuenta de que los prejuicios y los miedos son el resultado del desconocimiento, de la ignorancia y de ver al otro como distinto. Lo cierto es que cuando convives con ellos día a día te das cuenta de que, estos jóvenes africanos, son tan parecidos a nosotros como lo son tus colegas de barrio.

Volvamos a las preguntas: ¿Por qué dejan sus países estos jóvenes? ¿Cuáles son sus motivos y si es mucho lo que arriesgan? ¿Cuáles son las realidades que viven en sus países?

Las respuestas, que ellos mismos nos comparten, son de que el hambre y la muerte cotidianas les quitan la vida y la esperanza… Los jóvenes africanos (nos dicen) vivimos entre muertes violentas todos los días desde que nacimos. En Mali, Nigeria Tchad y, países del África del Oeste, como son Guinea Conakry, Costa de Marfil, Sierra Leona, son países en los que cientos de miles de jóvenes no tenemos futuro ni oportunidades para prosperar.

Nosotros, jóvenes inmigrantes africanos, estamos desesperados y nuestra desesperanza está nutrida por los conflictos sociales que vivimos, cada día. La vida se nos hace insoportable. Esta situación no es de ayer, está enquistada desde hace muchos años y cada año va a peor. En nuestros países hay persecución y favoritismos interesados que nos privan de las pocas oportunidades que hay, repartiéndoselas siempre entre los mismos.

Y continúan contando, a todo esto hay que añadir las violencias inter-étnicas y religiosas. Las enfermedades como son el cólera, el sida, el ébola, etc… que ponen en peligro y nos mantienen arrodillados al 90% de las familias de nuestro país.

Y… cuando, estos jóvenes africanos, nos comparten las atrocidades del camino hasta que llegaron a nuestras costas (para unos 9 meses desde que salieron de sus países, para otros 11) ¡¡¡eso sí que clama el cielo!!!

Nos cuentan: “En el desierto, atravesando Libia, nos encontramos con grupos de Mafias de Tuaregs, ellos son de piel blanca que se creen europeos, ahí vivimos un verdadero calvario. Esas mafias nos tratan como esclavos, algunos fuimos vendidos a la gente rica por el módico precio de 20 30 euros. Millares de jóvenes son golpeados y quedan heridos violentamente por no tener el dinero que se les pide, y otros después de ser torturados rompiéndoles los pies, las manos, los brazos o reventándoles los ojos pierden la vida”.

Si el calvario del desierto no fuera suficiente ahora se tienen que enfrentar, esta vez por agua y en pateras, al mar Mediterráneo. Nos cuentan que una avería en el motor o una ola demasiado grande son frecuentemente nuestra muerte.
El grupo de jóvenes africanos en la patera en la que llegaron a las costas de Almería
La travesía del mar nos puso delante de la elección más difícil de nuestra vida y nos decíamos una y otra vez: “Avanzar, es morir. Volver atrás, es morir. Vayamos hacia adelante, hay que avanzar o morir”.

Bastantes respuestas hemos recibido. Caemos en la cuenta que estos jóvenes africanos de tu misma edad y que, a tu misma edad, han vivido “el doble” de su edad biológica… Por lo acontecido en sus vidas se podría decir que “han nacido dos veces”. Son un milagro el que estén vivos.

¿Cómo no vamos a abrir nuestras manos de par en par a quienes así llegan a nuestras costas?

Joven, ahora que has llegado hasta el final de estas líneas y sabedor de la dura y cruel realidad que viven cientos de miles de jóvenes africanos inmigrantes, pregúntate si todavía te queda alguna duda de hacer lo que esté de tu mano para perder tu miedo, desechar los prejuicios que ensombrecen la solidaridad.

Acércate con respeto, conoce, defiende y colabora solidariamente en la ayuda al inmigrante. Recibirás mucho más de lo que des. Te lo aseguro desde mi propia experiencia.

P. Rafael Pérez mccj
Parte del grupo de migrantes acogidos en la comunidad
comboniana de Granada.  A la izquierda, el P. Rafa

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