lunes, 18 de agosto de 2014

Caminar después de Santiago



¡Lo conseguimos!

¡Hemos hecho el camino de Santiago!. Al menos esos cien mil metros que dice la Compostela y que acredita nuestra peregrinación.

Un camino que hemos realizado cada uno, cada una y con otros y otras, los del grupo que caminaba y los de apoyo, los de nuestro grupo y los que caminaban delante y detrás, también los que nos acogían a la llegada. Hemos caminado con San Daniel Comboni y con su Plan para la Regeneración de África. Camino con risas y llantos, con silencios y cánticos, momentos de celebración, de profundización, de descanso. Caminamos sintiéndonos fuertes y confiados y caminamos con dolores, inseguros, molestos.
Camino que es fiel reflejo de la vida misma... La vida es un camino y se hace al andar. Pero no una vida cualquiera, sin luz, sin brillo, sin esfuerzo, sin destino ni propósito.

El camino de Santiago reflejo de una vida vivida como vocación y misión. Si, eso me parece a mi y eso os propongo. Vocación porque es cierto que cada uno se puso en camino, pero, ¿quien puso ese deseo dentro de nosotros? ¿No hemos sentido cada uno una voz que nos llamaba a salir de nosotros mismos, a responder? ¿Qué necesidad teníamos de hacerlo?


Misión: caminamos con una meta precisa, con un objetivo, hacia un lugar santo, generador de la vida abundante, la tumba del apóstol. Los ojos de nuestro corazón estaban fijos en algo que no veíamos, fuera de nosotros y que requería nuestra presencia allí. ¿O no? Una misión a la que ya se han hecho presentes millones y millones de personas pero faltaba la nuestra, y hay espacio para muchos y muchas más. Caminábamos y con nosotros llevábamos a muchos y muchas, algunos de los cuales tal vez nunca harán físicamente el camino. Muchos excluidos del camino de la vida a los que Comboni quería ver con su mochila al hombro y siendo protagonistas, generando vida. Misión también porque aportamos y recibimos en plan de igualdad, desde nuestra pequeñez y necesidad. Siendo, estando hacemos la diferencia, se da el encuentro, somos misión. El camino de Santiago es parábola para afianzar cada uno la vocación misión a la que hemos sido llamados.

ULTREIA! Más allá de lo vivido en cada instante.


Quedan dentro de nosotros muchas imágenes, momentos, gestos, palabras, sentimientos, son iconos donde se nos revela el Dios de la Vida que en Jesús de Nazaret se hizo rostro humano, corazón compasivo. Los que seguían adelante con sus pies heridos, quien me dio una pomada antes de yo pedirla, quien tiraba de otro en momentos de debilidad y quien se dejaba ayudar, quien sin conocerte te esperaba, y también quien no te esperó, la paciencia ante las dificultades en la comunicación, la alegría de llegar juntos, ... Hay un mensaje para cada uno que no podemos desaprovechar. El camino de Santiago es meta y es trampolín. ¡Como la vida misma! ¡Como una vida vivida como vocación misión, con un Plan como el de San Daniel Comboni que nos engloba a todos y todo empezando desde los últimos y que nace del Amor inmenso que Jesús ha sellado en la Cruz!

No puedo concluir sin decir un enorme, gigante GRACIAS...OBRIGADO...GRAZIE...THANKS... A todas y todos y a todo y al Padre de Nuestro Señor Jesucristo que en El nos ha bendecido con toda clase de bienes.

¡Ah.... Nos perdimos este momento, así que el camino sigue! ¡Buen Camino!

Pedro Andrés, misionero comboniano

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts with Thumbnails